Todas las personas que se dedican al comercio han sufrido alguna vez hurtos en sus establecimientos, de hecho según el estudio anual de la empresa de seguridad Checkpoint, en España durante el año 2010, las tiendas e hipermercados de nuestro país han perdido un total de 2.682 millones de euros por culpa de este tipo de delincuencia.

Como es lógico, las tiendas y supermercados de Albacete también padecen los hurtos y es que como explica el Comisario Jefe de UCOP de Albacete, José Francisco Roldán Pastor, este tipo de acto delictivo es el que más ocupa su tiempo, porque es el que más se comete. «La infracción que más se comete es el hurto con diferencia. Es lo que más volumen de trabajo da, un día normal, nos puede suponer hasta el 50% de las infracciones que se registran».

Las tiendas del centro de la ciudad padecen estas sustracciones, sin embargo es en los centros comerciales donde más artículos desaparecen, ya que las grandes superficies de los hipermercados y las tiendas que allí se encuentran suponen facilidades extra para los delincuentes a la hora de ocultar el objeto deseado.

Según explica el comisario Roldán, en todos los centros comerciales de la ciudad se producen hurtos y de hecho son ellos los que más denuncias presentan. «La seguridad privada funciona muy bien y se sorprende y detiene a los responsables, esa es una de las razones por la que los centros comerciales denuncian más, en muchas ocasiones por cosas de muy poca importancia, de cinco euros y en otras cosas más grandes. Se denuncia porque la seguridad privada está concienciada de que hay que pelear en esa linea».

Hurto famélico

Aunque no se puede hablar de cifras concretas, durante este año ha aumentado el denominado 'hurto famélico', que es cuando hablamos de personas que no tienen para comer y van a los hipermercados a robar comida, para alimentar a sus familias, como explica el comisario. «Hay más casos de este tipo, han crecido. Hablamos de gente que en muchos casos se buscaba la vida de una manera y ahora tienen dificultades y se dedican a robar comida».

Y es que la crisis ha provocado que la gente hurte algo con lo que llenar la cazuela, en lugar de otros artículos más prescindibles, como explica el coordinador de seguridad de Alcampo, Mariano Martínez. «En el último año debido a la crisis es que la gente roba menos videojuegos, menos colonias, menos ropa y roba más comida. Encontramos gente normal de entre 30 y 50 años, bien vestida, que roba comida por necesidad».

Además de estas personas que han empezado a robar para comer o que comen en el mismo supermercado, también están los clásicos vagabundos, como explica Roldán. «En muchos casos tienen al vagabundo habitual que entra a comprar vino y se lleva lo que puede».

Otro grupo que también roba comida, aunque en este caso no por necesidad, son los adolescentes. «También están los chavales que pasan al supermercado y comen dentro, pero eso ha ocurrido toda la vida, sobre todo en supermercados cercanos al entorno de La Milagrosa, que ya cuentan con que va la gente a comer, pero es complicado controlar al que se come un quesito o una loncha de jamón. Se da de siempre, pero si hemos detectado más hurto famélico, para comer».

Dejando el hurto famélico a un lado, lo cierto es que las sustracciones han descendido, como afirma el comisario. «Este año se han dado menos hurtos que el año pasado y el pasado menos que el anterior. «Los hurtos han bajado, sobre todo aquellos en los que se utilizan las bolsas forradas con aluminio, probablemente por la propia presión de la policía y la de los mismos establecimientos, hay bastante cooperación y coordinación, aún así hay gente con habilidad que nos engaña. Los propios establecimientos han aprendido y conocen este tipo de hurtos . Todos vamos aprendiendo por eso hay menos hurtos».

Afectados

A pesar de que se sustrae menos, las cifras siguen siendo preocupantes, como explica la trabajadora del Pull and Bear de Albacenter, Gema Blasco. «Últimamente se producen menos hurtos, en el centro comercial se nota bastante el trabajo de la gente de seguridad, porque están muy al loro y últimamente han bajado un poquito los robos. De todos modos hay que estar con mil ojos, porque en el momento que descuidas un poquito una zona o no estás vigilando te siguen robando. Nosotros al día tenemos una media de cinco hurtos».

La encargada de New Yorker, Begoña Mateo Cebrián, asegura que sufren el problema de los hurtos todos los días, como todas las tiendas, pero cree que en el centro comercial Albacenter estos problemas se ven agravados por la proximidad al barrio de La Milagrosa. «Hay bastantes hurtos, pero sobre todo porque tenemos aquí cerca el barrio de Las Seiscientas y vienen muchos yonkis. Tenemos muchos robos y muchos intentos de robo, porque a veces los pillamos otras veces no, pero siempre hay. De media tenemos uno o dos robos al día, hay días que no hay ninguno y otros que hay cinco».

Pero los toxicómanos no son los únicos que mangan, como comenta la trabajadora de Sprinfield, María de la Fuente Gómez. «Sabemos que nos roban, pero no cuantos hurtos al día hay. A final de mes siempre se nota que nos han robado. Nosotros hacemos inventario cada seis meses y en el último que hicimos, faltaba un 2,15% del total, de todo el stock de la tienda, que es mucho. Ladrones hay de todos los perfiles, no te puedes fiar, casi siempre suelen ser extranjeros, pero también hay gente de lo más normal, bien vestidos, que no te lo esperas».

Estos hurtos se perpetran rompiendo las alarmas con alicates, recortándolas con tijeras o arrancándolas, sin importar mucho que se rompa un trozo de la prenda.

Como es lógico, toda la ropa que se hurta no va sólo destinada a los armarios de los ladrones, como explica el comisario Roldán. «Conocemos que en La Milagrosa o en barrios marginales, los que se dedican a esto, lo venden entre los vecinos».

La política de todas estas tiendas cuando descubren a estos amigos de lo ajeno es denunciar, pero como dice Roldán «la respuesta penal no es muy poderosa, por lo que hay que trabajar en la prevención». La gente que es arrestada suele ser juzgada el martes siguiente a su detención y aunque las penas son bajas la reincidencia hace que algunos acaben en prisión.

 

FUENTE: www.laverdad.es