• La entidad sufrió 1366 ataques en sus instalaciones y convoyes.
  • Los grafitis en los trenes cayeron un 37%  y su limpieza suspuso un coste de 351.000 euros.
  • Los apedreamientos a las unidades subieron un 28,8%.

 Camaras de seguridad

Las unidades e instalaciones de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) sufrieron el año pasado un incremento de actos vandálicos, aunque otro tipo de incidencias como los robos o los grafitis disminuyeron.

Así, según infromaron fuentes de la entidad, durante el año pasado se registraron 1.366 ataques contra los trenes y mobiliario de la empresa pública, lo que supone un incremento del 10.3% con respecto al año 2013.

De ellos, los daños en las intalaciones han pasado de 339 en 2013 a los 376 del año pasado; las falsas alarmas activadas por los viajeros han subido de 269 a 342; las acciones provocadas por gamberros en los trenes.

Los apedreamientos de los convoyes desde el exterior también se han incrementado al pasar de 104 hace dos años a 134 el año pasado y las firmas con rotuladores permanentes o similares han subido de 37 a 40. En cambio, los grafitis han caído un 37% al pasar de los 168 de 2013 a los 122 del año pasado.

Al respecto, las mismas fuentes han explicado que para hacer frente a las acciones provocadas por usuarios incívicos como falsas alarmas, apedreamientos o daños a instalaciones, FGV mantiene contacto con Policía de la Generalitat y Guardia Civil para intensificar la prevención y erradicación de este tipo de acciones que se suelen producir en los tramos en superficie de la red, los fines de semana y en horas en las que la presencia de viajeros es menor.

En cuanto a los grafitis, entre las medidas adoptadas por la entidad para frenar las pintadas, cuya limpieza supuso un coste de 351.000 euros, destacan la instalación de cámaras de seguridad en los talleres, así como de barreras de infrarrojos. Desde la entidad han destacado que las últimas sentencias judiciales contra grafiteros han supuesto multas de hasta 5.000 euros.

 

Fuente: 20minutos

La entidad sufrió 1.366 ataques en sus instalaciones y convoyes. Los grafitis en los trenes cayeron un 37% y su limpieza supuso un coste de 351.000 euros. Los apedreamientos a las unidades subieron un 28,8%.

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