Mossos niegan los maltratos y alegan que emplearon la fuerza por seguridad

Las dos mossos d'esquadra acusadas de golpear y humillar a una detenida esposada en la comisaría barcelonesa de Les Corts han negado hoy que la maltrataran y han alegado que sólo emplearon con ella la fuerza mínima para reducirla por motivos de seguridad, dado su estado de agresividad.

En la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona se ha iniciado hoy el juicio contra las dos agentes, para quienes la Fiscalía pide dos años de prisión por trato degradante y lesiones, en uno de los casos de supuesto abuso policial que fueron captados por las cámaras de seguridad ocultas instaladas en 2007 por el Departamento de Interior, dirigido entonces por el ecosocialista Joan Saura.

En el banquillo se sienta también la joven detenida, Elena P., que afronta una petición fiscal de un año de cárcel por un delito de atentado a los agentes, y los dos mossos que la arrestaron, para quienes la acusación particular ejercida por la chica pide tres años por haberla maltratado durante su traslado a comisaría.

Ambas partes han mantenido hoy ante el tribunal su cruce de acusaciones sobre lo sucedido el 5 de abril de 2007, cuando Elena P. fue detenida a las puertas de su casa por insultar y agredir a unos mossos d'esquadra que habían acudido avisados por unos vecinos, ante el escándalo que la joven, al parecer ebria, estaba montando cuando intentaba sin éxito entrar en su domicilio, sin tener las llaves.

Además de las declaraciones de los cinco acusados, el tribunal cuenta para enjuiciar el caso con la grabación de una cámara oculta situada en la sala de cacheos de Les Corts que muestra cómo las dos agentes desnudan a la detenida, que está esposada, y a resultas de un intercambio de gestos desafiantes una de ellas le acaba propinando lo que parece una bofetada, tras lo que las tres caen al suelo fuera del alcance del objetivo de la cámara.

Las agentes acusadas, sin embargo, han negado que golpearan a la detenida y se han escudado en que se limitaron a emplear con ella la "fuerza mínima indispensable" para reducirla en dos ocasiones durante el proceso de cacheo, por su propia seguridad y la de Elena P., dado que daba patadas, profería insultos y amenazas e incluso intentaba autolesionarse dándose cabezazos contra el suelo.

Tania R., la mosso acusada de abofetear a la detenida, ha negado que le pegara y ha explicado que se limitó a "apartarle la cara con la mano" para evitar que la escupiera, porque tenía pánico a contraer una enfermedad infecciosa dado que meses antes se había contagiado de tuberculosis en su trabajo.

La agente, que estuvo nueve meses suspendida de empleo y sueldo a raíz de estos hechos, ha añadido que la detenida intentó morderla y se negaba a colaborar con el cacheo, quitándose las joyas y los pantalones, lo que obligó a las mossos a reducirla en dos ocasiones.

Las acusadas han negado que empujaran a Elena P. contra una pared y que la derribaran, como parece desprenderse del vídeo, y han señalado que se limitaron a "acompañarla al suelo" para reducirla ante una nueva muestra de gran agresividad.

Respecto a las palmaditas en la cabeza que, según apunta el vídeo, la agente Susana C. propinó a la detenida tras esos instantes en el suelo, la acusada ha afirmado que se trataba de un gesto con el que sólo pretendía "acompañar" a Elena P. para que saliera e indicarle que el cacheo había terminado.

Tras el cacheo, las agentes han admitido que encerraron a la detenida en un calabozo, con los tobillos y las manos atadas y un casco en la cabeza para evitar que se autolesionara.

Por su parte, Elena P., que tras salir de comisaría acudió a un hospital donde se le detectaron hematomas por todo el cuerpo, ha asegurado que recibió bofetadas y patadas de las acusadas y que en dos ocasiones la arrojaron al suelo tras tirarle fuertemente de las esposas.

"Me sentí como si me hubieran violado psicológicamente", ha narrado Elena P., tras subrayar que ese episodio le acarreó múltiples trastornos psicológicos, como sensación de claustrofobia, desconfianza y manía persecutoria, y provocó que perdiera el trabajo y hasta a su pareja sentimental.

La detenida, que ha reconocido que el día de los hechos estaba ebria, sólo ha admitido que en algún momento pudo "pisar" con sus zapatos a alguna de las agentes, sin asumir las patadas que éstas le imputan, y que opuso resistencia a su arresto, aunque sólo "verbal" porque le parecía "bastante injusto y no entendía por qué lo hacían".

Durante su traslado en el coche policial, en que fue grabada con su teléfono móvil por uno de los acusados, Elena P. ha reconocido que golpeó con los pies la mampara del vehículo para llamar la atención de los mossos y forzar que le aflojaran las esposas, que según su versión le estaban lesionando las muñecas.