La base de Santa Ana se ha convertido durante el último año en el primer centro de formación de tropas del país (CEFOT 1), con cientos de soldados en sus dependencias y otros muchos ya previstos hasta abril. Pero su mantenimiento no es fácil, porque comenzó a funcionar hace cuatro décadas y tiene 313 hectáreas, dos circunstancias que hacen más compleja su conservación. Por ello, el Ejército ha comenzado a ejecutar una serie de proyectos que mejorarán sustancialmente algunos servicios: adecuación de un depósito de armamento seguro y operativo, instalación de un sistema integral de seguridad, modernización de la residencia de mandos, mejora de la depuradora, reparación de la cocina, reforma del centro de comunicaciones con fibra óptica en todas las dependencias y dos pistas de instrucción de combate.

La crisis está obligando a Defensa a contener gastos y aplicar recortes. Sin embargo, estas mejoras en Santa Ana son ahora posibles porque han coincidido en el tiempo varios proyectos solicitados por la base cacereña, cuya necesidad se hace ya evidente. Por ejemplo la mejora de la depuradora de aguas residuales para evitar vertidos, una anomalía que ya le ha costado al Cimov una sanción por parte de la Confederación Hidrográfica del Tajo.

La obra se ha licitado y comenzará estos días, con 180.000 euros aprobados por la Subinspección General del Ejército. "El objetivo es normalizar el funcionamiento de la depuradora, acorde con la normativa vigente. En mes y medio estará lista", explica el coronel jefe de la base, Enrique Martín Bernardi. El año pasado también se acondicionó la red de abastecimiento del cuartel, que registraba fugas.

 

LA SOMBRA DE BÓTOA

Otra de las actuaciones destacadas será la habilitación del nuevo depósito de armamento, por un lado para hacerlo más operativo y por otro para evitar que vuelvan a producirse robos como el del acuartelamiento de Botoa (Badajoz). La intención es trasladar todo el armamento, ahora en un pabellón diáfano y con poco espacio, a otro recinto del CEFOT de 1.200 metros cuadrados, más funcional, que permitirá que cada compañía tenga su cuarto y que el armamento pueda distribuirse con facilidad, "atendiendo a criterios modernos", precisa el coronel jefe. La semana pasada, ingenieros del Ejército realizaron una revista de todas las instalaciones, incluida ésta, para presupuestar y elaborar el proyecto técnico.

En cambio, ya hay crédito (75.000 euros en dos partidas) para instalar un sistema integral de seguridad en la base, que incluirá la ubicación de cámaras y un control electrónico de entradas mediante tarjetas. Reforzará la vigilancia actual que realizan los militares, ayudados por perros especialmente adiestrados.

También está en marcha la mejora de centro de comunicaciones, que da soporte telefónico e informático a todo el cuartel cacereño. "Vamos a actualizarlo y además colocaremos un servidor propio, porque ahora dependemos de Botoa y lógicamente el sistema es más lento. De ello se encarga directamente el Regimiento de Transmisiones", precisa Martín Bernardi. Paralelamente se está dotando a todas las dependencias de fibra óptica.

Asimismo, ha comenzado la reforma de la residencia de mandos, considerada necesaria por la antigüedad del recinto, de dos plantas. El proyecto, dotado con 50.000 euros, incluye el acondicionamiento de todas las habitaciones (hay 41 pero se reducirán para hacerlas más cómodas) y la modernización de las canalizaciones, incluyendo las del aire acondicionado, que se dejarán listas para cuando haya fondos que permitan su instalación. Hace dos años ya se pusieron a punto los dormitorios de tropas.

Además, el CEFOT recibió luz verde el pasado martes para una de las obras más esperadas: la reparación de la cocina, que sufre goteras debido a la antigüedad del techado. "Contamos con unas instalaciones muy amplias y bien dotadas, construidas para la época del CIR, cuando venían miles de soldados. Seguimos utilizándolas, de hecho la empresa que gestiona la cocina del acuartelamiento trabaja directamente en estas dependencias", explica el máximo responsable de la base.

Finalmente, el CEFOT recurrirá a su propio crédito para contratos menores con el fin de mejorar las instalaciones de adiestramiento. "Vamos a crear un polígono básico para la instrucción de combate y un polígono de instrucción de combate en zonas urbanizadas", matiza Martín Bernardi. No se trata de construir pistas costosas como las que existen en las llamadas Unidades de la Fuerza, donde los militares reciben una formación más específica, pero sí de disponer de unos recursos asequibles que permitan mejorar la metodología individual del soldado.

 

FUENTE: www.elperiodicoextremadura.com