Víctor M., policía nacional de 30 años, lleva encarcelado tres semanas en la prisión de Estremera (Madrid) por la violación de una prostituta de Sierra Leona en el polígono Marconi. Ahora sus antiguos compañeros investigan si pudo cometer otros delitos amparándose en falsas identidades. En el registro de su vivienda de Parla se encontraron tres carnés de identidad de ciudadanos que nada tienen que ver con los hechos y que el agente podría haber utilizado de manera ilegal. El funcionario se hizo con esos tres carnés mientras estaba de servicio en la oficina de renovación del DNI de la comisaría de Usera, su anterior destino, según han confirmado a ABC fuentes del caso.

   

Uno de los carnés fue entregado por un ciudadano que se lo encontró en la calle; los otros dos son documentos antiguos que sus propietarios depositaron en comisaría cuando acudieron a renovarlo. En las tres ocasiones, según se ha comprobado ya, era Víctor M. el agente de turno. El funcionario no ha explicado por qué tenía esos DNI en su poder.

De ahí, que además de la violación, las vejaciones y la detención ilegal de la prostituta se le haya imputado el delito de falsificación de documentos. Las sospechas de que puede no ser la primera vez que actúa como un criminal se basan en indicios sólidos.

Como adelantó ABC, Víctor M. acudió una noche de mediados de febrero en su coche particular al polígono Marconi, se paró junto a una mujer africana y le requirió la documentación. La detuvo para supuestamente trasladarla a comisaría por estancia irregular, después de pedirle a dos policías municipales que pasaban por el lugar unas bridas porque él no tenía las suyas. La subió a su vehículo, la condujo a un lugar apartado y allí la ató con las bridas, le pegó, la obligó a practicarle una felación y, según consta en la denuncia, introdujo distintos objetos en su cuerpo.

A continuación la dejó abandonada, atada y completamente desnuda. Un taxista la encontró y se compadeció de ella. Mientras, el agente huyó y arrojó las ropas de la mujer por la ventanilla de su coche, según grabaron varias cámaras de seguridad del Marconi. A la mañana siguiente, como si nada hubiera ocurrido, se presentó en su puesto de trabajo, en la Brigada de Policía Judicial de Madrid. Pero a un compañero no le pasó por alto que algo raro le ocurría. Víctor M. llevaba poco más de un mes en Estupefacientes y en ese tiempo no se había ganado precisamente amigos.

Nada más aterrizar intentó pegar a un compañero. Mal encarado y bronco, quiso dejar su impronta en el grupo y colocó un cartel en la pared, que su jefe le obligó a quitar. Era la imagen racista, que se popularizó en Suiza hace cuatro años y ha adoptado la extrema derecha española, en la que una oveja blanca aparta a patadas a una oveja negra. Democracia Nacional y el Frente Español han utilizado este cartel en algunas de sus convocatorias. Los comentarios despectivos y xenófobos eran habituales en él por lo que quienes le conocen sostienen que eligió a una prostituta africana para «humillarla».

Pegó y dejó atada a la mujer

A la mañana siguiente de la violación, sintiéndose impune, el agente telefoneó a la comisaría de Usera (a la que pertenece el polígono Marconi) para ver si había alguna denuncia; luego se interesó por saber si en dicho polígono había cámaras de seguridad y se jactó de haber pasado la noche de juerga. Un compañero alertó al jefe de estos hechos. Para entonces además había llegado a la Jefatura Superior de Madrid una minuta elaborada por los policías municipales que prestaron sus bridas al que creían compañero. Los agentes explicaban que poco después se cruzaron con un taxi en el que viajaba la misma prostituta, desnuda, a la que supuestamente iba a detener Víctor M.

Las piezas encajaban. La prostituta fue localizada y reconocida por un forense, que confirmó la agresión sexual. Además se encontraron vestigios en el coche particular del funcionario. Cuando sus compañeros iban a arrestarlo, pidió que le entregaran su pistola reglamentaria que ya estaba custodiada. Se negó a declarar y solicitó el «habeas corpus».

El titular del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid lo envió a prisión sin fianza y ratificó la medida días después. Está ingresado en la cárcel de Estremera, en un módulo para miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

FUENTE: www.abc.es