Fue un golpe certero, preciso, rápido y limpio. De esos que pasarán a integrar el listado histórico de los hechos delictivos que sacudieron a la ciudad. Al menos tres hombres armados y a cara descubierta ingresaron bajo amenazas a la sucursal del banco Credicoop ubicada en Santa Fe al 1000, después del horario de cierre de atención al público, y tras reducir a un empleado de seguridad privada llegaron hasta el tesoro de la entidad. Allí había preparadas ocho sacas que iban a ser retiradas por un camión de caudales, pero fueron a parar a manos de los maleantes. En su interior había 2.185.000 pesos y 130 mil dólares, algo así como 2,7 millones de pesos en total. Con el jugoso botín en su poder, los ladrones salieron tan rápido como entraron y subieron a un auto que los esperaba con un cómplice. Todo duró menos de 2 minutos y quedó registrado por las cámaras de video del banco. Nadie resultó lesionado, no hubo ni un disparo y muchos de los empleados ni siquiera se dieron cuenta de lo ocurrido.

A las 4.18 de ayer, cuando la city rosarina se iba descongestionando de a poco una vez que los bancos habían cerrado sus puertas, sonó la alarma en la central telefónica 911. El dispositivo había sido accionado por el policía de guardia que estaba en el castillete de la sucursal que el banco Credicoop tiene en Santa Fe 1056, un edificio que a mediados del año pasado fue refaccionado para otrogarle las medidas de seguridad dispuestas por la autoridad monetaria nacional. Según fuentes oficiales, 3 minutos más tarde una moto del Comando Radioeléctrico arribó al lugar. Pero ya todo había pasado y dentro de la entidad sólo quedaban algunas señales de lo ocurrido. En la antesala del banco, un salón espacioso en el cual hay cinco cajeros automáticos, se veía un vaso térmico en el piso y el café que contenía derramado. Adentro, en el sector de atención al público, los empleados trataban de entender lo sucedido en medio del estupor y la sorpresa.

Llegó el café. Según pudieron reconstruir los investigadores a partir del testimonio del personal del Credicoop, todo empezó cuando una joven de un bar cercano, arribó al banco llevando un pedido. Atravesó el salón de los cajeros automáticos y un guardia de seguridad privada le abrió la puerta para que ingrese. Entonces, dos hombres jóvenes que simulaban ser clientes concentrados en operar los cajeros, se dieron vuelta sobre sus pies, amenazaron a la chica con armas de puño y ganaron rápidamente el interior de la entidad. Un tercer maleante se sumó al golpe poniendo el caño de su arma en la cabeza del vigilador mientras la moza huía despavorida y dejando tirado en el piso el café que llevaba.

“Según el registro de las cámaras de seguridad del banco, la secuencia en total duró un minuto y medio”, dijo el flamante jefe de la policía rosarina, comisario mayor Cristian Fabio Sola, quien fue uno de los primeros en llegar al banco. En ese breve tiempo, el trío de ladrones caminó a paso rápido los 27 metros que separan la puerta de ingreso con la de acceso al tesoro y la abrieron “de una patada”, según confió un pesquisa. Allí, al alcance de sus manos, y con ninguna otra medida de seguridad, estaban las 8 sacas llenas de dinero que debían ser retiradas por un blindado unos 10 minutos más tarde.

Con las bolsas en su poder, los ladrones volvieron sobre sus pasos, ganaron la calle y corrieron un par de metros por calle Santa Fe hacia Sarmiento. Antes de llegar a la esquina los esperaba un cuarto cómplice a bordo de un auto con el motor en marcha. Huyeron rápidamente y algunos testigos se animaron a decir que el vehículo sería un Volkswagen Bora de color gris oscuro. El golpe había terminado de forma exitosa y poniendo al desnudo las pésimas medidas de seguridad de la entidad. Algo que, indudablemente, los maleantes conocían por algún trabajo de inteligencia previa o por que alguien se los entregó.

Sorprendido. Alfredo Foradori es gerente zonal del banco Credicoop y tiene su oficina en la planta alta de la sucursal asaltada. Sorprendido, enfrentó a la prensa para explicar lo ocurrido y despejar versiones que habían circulado en un primer momento. “Lo primero que quiero hacer es darle tranquilidad a los clientes porque las cajas de seguridad de la entidad no fueron violentadas, ni atacada. Sólo se llevaron el dinero del tesoro”, dijo antes de aclarar que el sector donde están los cofres privados no fue visitado por los delincuentes “porque se cierra automáticamente a las 3 de la tarde, cuando termina el horario de atención al público”.

Foradori explicó que no vio lo que pasó porque estaba en su oficina del primer piso y todo el movimiento de los ladrones se concentró en la planta baja. Sin embargo, admitió que “fueron tres delincuentes jóvenes, de unos 30 años y armados los que entraron” a la sucursal, y que afortunadamente “ningún empleado sufrió violencia más allá del agente de seguridad privada y el propio shock que el hecho provocó” en los trabajadores.

“A esa hora la mayoría de los empleados que atienden en los escritorio habían terminado sus tareas y estaban en un salón de planta alta comiendo. Y los cajeros que estaban haciendo el arqueo, no vieron nada porque el banco ha implementado los tabiques separadores exigidos por el Banco Central y eso les impide observar el salón principal”, comentó Foradori. Fue por eso que los maleantes tuvieron libre el camino hacia el tesoro de la entidad.

Al respecto, el gerente comentó que delante del tesoro (custodiado por una puerta blindada) hay una pequeña habitación o antetesoro en el cual se dejan preparadas las sacas con dinero para que las retiren los portavalores que llegan en los blindados. “Para acceder a esa habitación hay un sistema similar al de un portero eléctrico que es abierto por empleados del banco autorizados, pero los ladrones directamente violentaron la puerta”, aseguró.

Asimismo, y en coincidencia con algunos investigadores, el gerente del banco dijo que “da la sensación de que el golpe tuvo algún tipo de inteligencia previa” ya que los asaltantes “fueron directamente a ese lugar, no se acercaron a las cajas ni a ningún otro lado”. Y agregó que “seguramente era gente que contaba con información muy precisa”. También aclaró Foradori que “la plata que se llevaron los ladrones es la habitual que suele tener el banco, no había dinero extra ni se hizo alguna operación importante que suponiese la existencia de más dinero”.

Finalmente, el gerente bancario dijo que “en seguridad hay muchos avances, como alarmas, cámaras y otros métodos, pero siempre ocurren errores humanos o descuidos que llevan a que pasen estas cosas” y remarcó que “ante una persona amenazada con un revólver, la orden que tenemos es que se preserve la vida humana por sobre el dinero”.

Foráneos. Tras acompañar a la fiscal Lucía Araoz a recorrer el banco, el flamante jefe de policía de Rosario, comisario Cristian Sola, explicó que “las cámaras de seguridad registraron todo lo ocurrido durante poco más de un minuto y medio” y resaltó que “en los videos se ven los rostros de los ladrones, jóvenes bien vestidos de unos 30 años y portando armas de puño”.

A partir de una primera observación de esos videos y teniendo en cuenta la forma de actuar de los delincuentes, Sola no descartó que la banda o al menos alguno de sus integrantes sean foráneos. “Es muy probable que haya gente de afuera de la ciudad entre los delincuente, pero eso lo vamos a determinar cuando los peritos terminen de trabajar con los videos”, dijo el jefe policial.

“Esto no es un hecho común en Rosario y mucho menos en el centro de la ciudad. Indudablemente hubo un trabajo de inteligencia previa y una actuación muy profesional”, dijo Sola tras asegurar que “fueron tres los hombres que entraron al banco” y que escaparon en “un auto que los esperaba y que sería un Bora de color gris oscuro”.

A pesar de que el titular de la policía manifestó que “en las filmaciones no se ve ningún delincuente vistiendo ropa policial”, el gerente zonal del Credicoop dijo que “al menos uno de los ladrones que entró al banco tenía ropa similar a la de la policía”, poniendo así el único punto de discordancia en el cómo sucedieron los hechos que pasaran a ser parte de los grandes golpes delictivos de la ciudad.

FUENTE: www.lacapital.com.ar