Una nueva oleada de robos causó destrozos en diferentes establecimientos del centro de la ciudad el pasado fin de semana. Sus dueños ya se han cansado de reparar continuamente los desperfectos. Por ello, varios hosteleros han comenzado a estudiar la posibilidad de contratar un servicio de seguridad privada para que vigile el lugar y evite que esta circunstancia se repita cada festivo.

La idea es que una patrulla de vigilantes se paseé por varias calles del centro como es el caso de la calle de Las Cortes, García de la Herrán, parte de Real así como sus colindantes, con el fin de amedrentar a unos ladrones que tienen bien definido su 'modus operandi'. Y es que, si el botín no llega a ser cuantioso, la forma de obtenerlo sí se convierte en una losa económica de los comercios, que ya han perdido el interés de las compañías de seguro por renovar los contratos.

El objetivo es la caja fuerte y para hacerse con ella vale cualquier fórmula. La más habitual es la de embestir con una moto la puerta del local hasta conseguir que ceda lo suficiente para que una persona acceda al interior. Una vez dentro arrancan del mostrador la caja fuerte y se la llevan, arrasando con todo aquello que encuentran a su paso. En pocos minutos escapan en el ciclomotor que les sirvió para colarse en el establecimiento sin dejar más rastro que el de la destrucción. Un panorama desolador al que tuvieron que hacer frente siete establecimientos del centro e incluso alguno de la periferia. La cafetería la Teja, el Massinni, un bar de la calle San Rafael, el Cocu, una tienda de deportes de Real, otro comercio cercano a Venta de Vargas y un ultramarinos de Sacramento. Todos ellos fueron desvalijados, con mayor o menor éxito, el pasado sábado, coincidiendo con la noche de Halloween. La última oleada de robos se produjo el 16 de octubre, fecha en la que se celebró en el recinto ferial de la Magdalena el macroconcierto de la MTV.
Casi una monotonía
Los hosteleros cada vez se muestran más inclinados a poner en funcionamiento esta medida ya que los costes de contratar a una empresa de seguridad serían menores que el de la reparación de todos los desperfectos, sobre todo cuando es un gasto que han tenido que realizar varias veces en pocas semanas. En el caso de la cafetería la Teja es la segunda vez que le quitan la caja registradora en tres mes, aunque más grave es la situación del nuevo bar situado en la calle San Rafael. En sólo diez días también le han robado en dos ocasiones.
Estos atracos se cometen sobre pequeños locales que no tienen grandes medidas de seguridad, pero que tampoco cuentan en sus cajas con unas cuantías elevadas de dinero. En la mayoría de ocasiones los ladrones tan sólo se han llevado el cambio que se había dejado para el día siguiente.
El vandalismo también se ha cebado con la exposición del artista Ruven Afanador que está en la calle Real y que ha aparecido con las fotografías llenas de pintadas, con huevos y desplazadas de su ubicación.
FUENTE: www.lavozdigital.es