Hemos investigado si tu hijo podría demandarte por todas esas fotos suyas que subes a Facebook

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Si a partir de los 14 años te exige que las borres, hazle caso: podrían caerte hasta 60.000 euros de multa. Para empezar.

Los hijos de nuestro presente tienen un problema doble del que la generación anterior se libró: sus padres y las redes sociales. En concreto, la costumbre de los padres de subir decenas, si no cientos de fotos de sus retoños al año. A blogs, a Twitter, a Facebook, a lo que surja. La capacidad de los móviles conectados de grabar, fotografiar y publicar al instante permite cartografiar online la vida de los hijos, desde que nacen hasta que se hacen adultos… Pero sin mesura, o sin pensar en las consecuencias a largo plazo.

La ley en España permite que los padres suban -con límites- fotos de sus hijos a Internet. Se supone que tienen que hacerlo con moderación, evitando fotos denigrantes, vejatorias o perjudiciales para el menor y pensando en sus intereses. Se trata de un derecho con fecha de caducidad porque, para empezar, nunca perteneció a los padres. Sólo lo administran mientras el menor alcanza la edad legal para decidir por sí mismo.

A los 14 años, en el caso español. A esa edad “ese consentimiento debe ser renovado”, según nos explica el abogado Javier Prenafeta, experto en Internet y protección de datos. “Se supone que los padres deberían preguntar a los hijos a esa edad si están de acuerdo con las fotos que han publicado de ellos. Porque las fotos son datos personales protegidos por la ley". Aunque tampoco hace falta preguntar de forma expresa: si el adolescente no se queja, “se supone que está dando consentimiento tácito”.

Pero la multiplicación de fotos de críos online es importante si consideramos el futuro que nos espera. Uno de adultos intentando eliminar de Internet cientos de fotos o vídeos online sobre sus años de mocos, caídas y lloreras. Tanto, que los niños actuales ya sospechan ese futuro. En un estudio pionero sobre uso de Internet en las familias, una de las principales preocupaciones de los menores por encima de los 10 años es que los padres “comparten demasiado en Internet” sobre sus vidas. Por encima de la supervisión paterna o de la limitación en el uso de tecnología:  a los niños les preocupa más lo que los padres muestran de sus hijos en Internet que lo que los padres no quieren que hagan.

Lo curioso del tema es que siempre se señala la “huella digital” -el rastro que deja nuestro paso por Internet- como una de las mayores amenazas para los menores en Internet. Pero, ¿qué pasa cuando son los padres los que van dejando esa huella? ¿Pueden subir libremente vídeos como el del niño completamente drogado tras su visita al dentista, o una rabieta infantil? ¿Pueden postear alegremente sin restricciones de privacidad? Y, lo más importante, ¿pueden hacer algo al respecto los hijos?

El caso francés: un (improbable) futuro de “niños demandando a sus padres”

La policía francesa avisó en Facebook en febrero de algo que a estas alturas deberíamos saber: “cuidado con publicar fotos de tus hijos en Facebook”. Los motivos son evidentes: estás exponiéndoles a todo tipo de gente desconocida. También perdiendo el control de quién recibe las fotos y qué hace con ellas. Dificultando también el que algún día puedan eliminarse de Internet. Complicando de manera inmediata o futura la vida digital de los niños. Sobre todo cuando los datos de otros países, como Reino Unido, indican que la mitad de los padres apenas sabe configurar la privacidad de Facebook, si es que llegan a tocarla. Y todo eso sin que los niños puedan defenderse, hasta dentro de bastante años.

Es decir, los padres están siendo “irresponsables” al administrar la privacidad de sus hijos, según contaba a Le Figaro el abogado Éric Delcroix. Una irresponsabilidad que podría salirles cara, porque las leyes francesas permiten acudir incluso a la vía penal. Se podría dar el caso de hijos demandando a sus padres por violar su intimidad, con penas que podrían alcanzar 45.000 euros o un año de cárcel. Delcroix es un alarmista, pero acierta en algo: “criticamos a menudo a los adolescentes por su comportamiento en la red, pero los padres no son mejores”.

Lo que hacen mal los padres

Decimos que Delcroix es un alarmista porque tanto Facebook como Google permiten que el menor afectado, sin importar su país de origen, “tumbe” cualquier imagen en la que aparezca en cuanto tenga capacidad de consentimiento, sin importar quién la haya subido. Así que el caso penal sería una excepción última. Sin embargo, el problema al que se enfrentan las plataformas es esa falta de conocimiento del medio de los padres.

Julián Prieto, responsable de menores de la AEPD, señala que "los menores son un colectivo altamente vulnerable, y los padres o tutores tienen la responsabilidad de proteger su derecho a la protección de datos. La publicación de información o imágenes sobre ellos (algo que también sucede con los adultos) debe estar fundamentada en el sentido común".

"Esa información o imágenes que se publican", prosigue Prieto, "van alimentando una biografía digital, que en ocasiones o con el paso del tiempo puede adquirir más peso que la real. Los ciudadanos deben ser conscientes de que la información que publican hoy (de ellos mismos o de sus hijos) pueden revelar detalles importantes sobre sus gustos, preferencias o hábitos. Ese riesgo se acrecienta cuando estamos hablando de información o fotografías de menores".

Tanto, que uno de los vicepresidentes de Facebook, Jay Parikh, afirmaba en noviembre del año pasado que están sopesando instaurar un sistema de avisos, para todos los padres que suban fotos de niños sin limitar el acceso a las mismas. Parikh lo explicaba de forma amable: “Si compartiese accidentalmente con todo el mundo una foto de mis hijos jugando en el parque, el sistema podría decirme ‘ey, espera un momento, tus hijos salen en esta foto. Normalmente sólo envías esto a tus familiares, ¿estás seguro de que quieres publicarla así?’”. El mensaje implícito: vamos a tener que controlar lo que haces con tus hijos, porque somos más conscientes de tú de que esto está mal.

El caso español

Prenafeta, sin embargo, ve difícil que en España veamos un futuro como el que avisaba Delcroix en Francia. “Sí, un menor podría demandar a un padre, y las multas de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) pueden ser tan elevadas como las del caso francés, pero lo veo complicado. Tendría que haber una difusión [para acudir a los tribunales] que hubiera perjudicado al menor, porque la mera publicación no se puede considerar perjudicial en sí”.

El menor si podría, a partir de los 14 años “o antes, si se aprecian las condiciones de madurez necesarias”, revocar el consentimiento:  exigir que se eliminen sus fotos online de cualquier canal, así las hayan subido los padres o, más grave, otros familiares y/o colegios, que no tienen permiso en ningún caso para hacerlo por su cuenta sin autorización previa. Si el niño, al crecer, decide tirar por la vía de la AEPD para defender sus derechos, puede traer consecuencias para los infractores, aunque sean sus familiares más directos. Porque, como señala Prieto, si no se le hace caso al adolescente, éste "puede recabar la ayuda de la AEPD, que tutelará su derecho", imponiendo "al responsable de la publicación la obligación de cancelarla". En esta parte del proceso, el procedimiento "no tiene un carácter punitivo, sino reparador", según Prieto. Tanto Prenafeta como Prieto coinciden en que esas actuaciones evitarían ese horizonte improbable que señalaba el abogado francés.

Pero, ¿qué pasa si un padre o el tío del pueblo deciden que no, que no borran las imágenes? Resistirse a esa tutela es más grave: hablamos de multas que empiezan en los 600 euros y acaban en los 60.000 euros, sólo en el tramo de infracción leve. Prenafeta nos señala, de paso, una de las infracciones más habituales que se cometen a diario, dentro o fuera de las redes sociales: los colegios e institutos tienden a pedir permiso a los padres “para las fotos del anuario, las excursiones y demás”, cuando a partir de los 14 años “hay que preguntar siempre al niño, que es el único que puede autorizarlas”.

Se trata de algo muy simple: de adulto, cada cual tiene derecho de usar Internet como crea conveniente. De niño, se supone que son los padres los que tienen que defenderle. O, dicho de otro modo: ¿cómo te sentirías hoy si dos personas se dedicasen a subir a un Instagram 200 fotos tuyas al año retratando tus resacas, tus desamores, tus enfados o tus enfermedades?

¿Cómo informarse?

Desde la AEPD nos han facilitado unos cuantos recursos que forman parte de su "apuesta de forma decidida por el ámbito educativo como elemento de transmisión imprescindible para concienciar a los niños sobre la importancia de proteger su información personal en el mundo online, orientando también a los padres y profesores".

Los padres y profesores disponen de la web www.tudecideseninternet.es, donde encontrar material de aprendizaje (fichas didácticas, recomendaciones o recursos de interés) para concienciar a los menores de la importancia de proteger sus datos personales. Además, la AEPD dispone de un correo electrónico (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.), un teléfono (901 233 144) y un servicio de whatsapp (616 172 204) para que jóvenes...LEER NOTCIA COMPLETA.