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Los botellones de los universitarios le salen caros a la Universidad de Valladolid. En lo que va de año, la institución académica ha tenido que gastarse 30.000 euros en limpiar las zonas de concentración y contratar seguridad privada para poder mantener la actividad académica en los centros. «Es una vergüenza, y una administración pública no se puede permitir esto», subraya la vicerrectora de Estudiantes, Rocío Anguita, en respuesta al último botellón celebrado en Ciencias, para el que se requirió la presencia policial. Ante la demanda de la asociación estudiantil ADDE de que se cree un recinto para tales 'eventos', Anguita subrayó que «nosotros no estamos para hacer un 'botellódromo', ahora bien, si se hacen fiestas universitarias bajo la responsabilidad de los estudiantes, en las que ellos se encarguen de todo el proceso de la fiesta, incluso de la limpieza, y donde haya control, no haya menores, que no se sirvan bebidas alcohólicas de alta graduación y haya actividades culturales, no solo beber, en esto estamos dispuestos a hablar y llegar a un acuerdo». A su juicio, la propuesta que hace la asociación de que cada participante pague cincuenta céntimos o un euro para poder abonar la limpieza es «absurda», y se pregunta: «¿Quién lo va a recaudar?, ¿cómo se va a hacer?, ¿quién se pone en un recinto que no está vallado?».

Anguita, que se reúne de forma periódica con los estudiantes, tiene previsto abordar este espinoso asunto que está minando no solo la imagen de la Universidad, sino las arcas de la institución académica, precisamente en un momento donde no se está para despilfarros.

A su juicio, aunque las asociaciones de estudiantes, como interlocutoras, muestran una madurez importante y proponen hacer fiestas controladas, «es verdad que no son todo el colectivo estudiantil que, en algunos casos, piensa que tiene derecho a emborracharse donde quiera», dice Anguita, quien asegura que es necesario trabajar entre todos en la responsabilidad.

Además, justifica la presencia policial en el último botellón como única alternativa para poder controlar el consumo de bebidas alcohólicas en el campus universitario, «donde está prohibido y lo tenemos firmado en un convenio con las administraciones públicas», y niega las acusaciones estudiantiles de que se les haya tratado como a delincuentes. «O llegamos a un acuerdo, y no puede ser un botellón cada quince días, o habrá que pensar que las fiestas de esta manera en el campus universitario se han terminado», concluye.

 

FUENTE: www.nortecastilla.es