Un tribunal de Montpellier (Francia) ha reconocido el derecho de una persona a desaparecer de Google. La hoy profesora Marie C. descubrió en 2008 que cuando se introducía el concepto "escuela de Laetitia" en el buscador de la compañía este mostraba enlaces a un vídeo pornográfico que ella realizó cuando tenía 18 años. Tras un largo proceso de solicitudes a Google por parte de la demandante, el juez ha determinado que la compañía debe eliminar esos enlaces. El juez considera que Google es responsable de un delito de invasión de la intimidad y puntualiza el derecho de los ciudadanos a desaparecer de los resultados del buscador.

En España, la Audiencia Nacional tiene pendiente decidir si obliga a Google a eliminar los resultados de cinco ciudadanos que no quieren aparecer en el buscador. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ya les ha dado la razón, pero la compañía ha apelado ante los tribunales.

Lo que está en juego es el derecho al olvido que el director de la AEPD, Artemi Rallo, resume como "el derecho de cancelación de datos en el ámbito online". El buscador defiende que eliminar enlaces es una forma de censura, un argumento que el juez francés ha desestimado. Google plantea que son los que albergan el contenido los encargados de eliminarlo. "Eliminar un resultado del buscador no hará que el sitio web desaparezca. Sólo lo hará un poco menos visible", defiende Google.

"Ese es un argumento no válido y la sentencia francesa va en ese sentido", responde Rallo. "En ella se afirma que hay una responsabilidad compartida entre los que alojan y los que indexan", añade. La compañía explica que este es el motivo por el que van a recurrir la sentencia. "Google siempre cumple con las órdenes judiciales que solicitan la eliminación de contenidos, y en este caso se cumplió así. Sin embargo, hemos apelado la decisión en su análisis jurídico porque se aplica el mismo tipo de responsabilidad al motor de búsqueda y al propietario del sitio web, a pesar de las diferencias fundamentales que existen entre los dos".

Esta es la base de la iniciativa de Ley de Protección de Datos Personales propuesta por el grupo legislativo del PRI y que se discutió ayer en la sesión del Congreso del Estado.

Se destacó la importancia de proteger los datos de carácter personal y establecer la obligación de que el tratamiento de información personal requiera el consentimiento de su titular.

De aprobarse esta ley, respaldada por Víctor Méndez Lanz, presidente de la Gran Comisión del Congreso, Campeche contaría con un ordenamiento que abatiría el mercado negro de la información

Los principios en que se basa la protección de datos son licitud, información, calidad, confidencialidad, seguridad y consentimiento, siendo éste el eje central de la propuesta para que el interesado pueda rectificar o cancelar su información en las bases de datos.

La Ley propone el resguardo de información en texto, imágenes y los datos biométricos (la huella digital, DNA, etc.)

FUENTE: www.yucatan.com.mx

En su comparecencia, Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión y comisaria de justicia, derechos fundamentales y ciudadanía, defendió “el derecho al olvido” y, para ello, anunció que se va a “modernizar la legislación” con el fin de garantizar el control de los ciudadanos sobre sus datos. Estas declaraciones se realizan en medio de la disputa que mantiene la Agencia Española de Protección de Datos y Google, que ha llegado a los tribunales, y que precisamente tiene como eje el “derecho al olvido”.

Viviane Reding defendió, en su comparecencia ante la Comisión Europa, el “derecho al olvido” y anunció que la legislación se va a cambiar en los próximos meses, tras 16 años en vigor con el fin degarantizar el control de los ciudadanos sobre sus datos. 

La vicepresidenta de la Comisión Europea comenzó su exposición asegurando que “nuestra Carta de Derechos Fundamentales y nuestro Tratado deja claro que cada ciudadano tiene el derecho a la protección de datos”, un derecho que cobra especial relevancia en los tiempos que corren debido a “la rapidez con la que se están produciendo los cambios tecnológicos y que permiten que los ciudadanos puedan compartir información personal de manera pública”. 


Así, y en opinión de Viviane Reading, “ahora es más difícil saber cuándo nuestros datos personales están siendo recogidos”, debido a la aparición de una serie de herramientas “sofisticadas” que permiten “la colección automática de datos”, y que posteriormente pueden ser utilizados por empresas o individuos “para una amplia variedad de objetivos”.

Como si se tratase de una relación sentimental que se termina donde uno quiere borrar y olvidar todo lo pasado, la comisionada europea de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía, Viviane Reding, adelantó que la Unión Europea (UE) analiza modificar las leyes de protección de datos para obligar a las compañías de Internet a borrar los datos de los usuarios que así lo deseen.

La idea es simple: aquellos europeos que decidan darse de baja de algún sitio web o red social podrán exigir a la compañía lo que se denomina "derecho al olvido", que incluye eliminar todos los datos de la persona que el sitio tuviese almacenados.

La medida, que aún está en estudio, busca actualizar las leyes europeas sobre protección de datos personales, que desde hace 16 años se mantienen intactas.

Lo que la UE quiere es que los proveedores de Internet, los buscadores y las redes sociales almacenen la menor cantidad de datos posibles de las personas.

"Cualquier compañía que opera en el mercado europeo o para cualquier producto on line que tenga como compradores a consumidores de la Unión Europea debe cumplir con la reglas de la UE", dijo Reding.

Todos hemos recibido alguna vez un catálogo por correo de una tienda en la que nunca hemos estado. Y ofertas de marcas que jamás hemos consumido. La estrategia comercial también existe en Internet, pero en un contexto legal mucho menos regulado. Los consumidores desconocen dónde acaba su protección y empieza el derecho de una empresa a guardar y explotar datos sobre ellos.

En Estados Unidos, el 96% de la población accede a Internet, según el Centro Pew de Investigación . Cada vez que encienden el navegador de su ordenador o se conectan a una página desde su teléfono móvil, sus pasos son registrados. Con una legislación menos avanzada que en Europa, la huella con los hábitos del consumidor, sus preferencias y localización tiene un precio: el que ponen las compañías dedicadas a recabar esos datos y venderlos después a anunciantes.

Sin embargo, borrar esa huella no está en manos del usuario. Los datos en nuestra cuenta de Facebook son, en realidad, de Facebook. Google decide cómo, dónde y durante cuánto tiempo guarda nuestra información. Los mensajes de Twitter los escriben los usuarios, pero el último dueño es Twitter.